«La prospectiva es una disciplina científica, una nueva ciencia social –recién tiene 50 años– que estudia el futuro para entenderlo y poder influir sobre él», resume Ortega.
Autor: José Gabriel Chueca
¿En qué términos?
Generales: mi futuro, su futuro, el futuro de mi familia, de mi ciudad, de mi país, de la humanidad, según el tema que nos interese. Los estudios más complejos señalan a dónde se dirige la humanidad en términos políticos, tecnológicos, sociales, ambientales… Los no prospectivistas ven el mundo con los ojos del presente. Los prospectivistas vemos el mundo de hoy con ojos del futuro. Hoy en día, por ejemplo, se discute sobre el petróleo. Muchos dicen que para el 2050 va a haberse acabado, que debemos prepararnos para eso. Los prospectivistas sonreímos…
Pero el petróleo en el planeta es limitado. Se acabará algún día.
Sí. Lo que pasa es que estamos acostumbrados. Pero hay mejores fuentes de energía, como el Sol. Y no hablo de paneles solares sino de fotosíntesis. John Craig Venter, el descubridor del genoma, está trabajando en la creación de biofactorías: bacterias que producen etanol y metanol. Con eso ya no se va a necesitar miles de hectáreas de caña. Pero, más aún, su meta, antes de 2010, es desarrollar una bacteria que produzca gasolina de 95 octanos.
Increíble. ¿Y el calentamiento global?
Como Concytec, estamos haciendo una propuesta a la Red Ambiental Peruana, que asocia ONG que trabajan en medio ambiente. Estamos haciendo prospectiva sobre el tema: cuáles son los escenarios ambientales que el Perú podría enfrentar en los próximos años. La prospectiva da información sobre el futuro a las personas –políticos, empresarios, la población en general– para que tomen decisiones y busquen construir el mejor de los escenarios posible. La prospectiva es como el vigía que le dice al capitán dónde hay tierra. El capitán decidirá qué hacer.
¿Cómo se vinculó con esto?
Estoy enamorado de la prospectiva desde el 99. Yo tenía base en planeamiento estratégico, pero esto era un salto enorme. El gobierno de Toledo no se interesó en el tema, pero yo entré a Concytec y me asignaron la Oficina de Prospectiva Tecnológica. Desde entonces he perfeccionado mis estudios en Tailandia e Inglaterra. Son los profesores que me enseñaron –los mejores– los que estamos trayendo al Perú.
La educación peruana es catastrófica porque cada gobierno empieza de cero. La fuga de talentos ha sido brutal. Y la sociedad peruana desprecia la ciencia. ¿Por qué sería diferente con esto?
La prospectiva es como una bola de nieve. Una vez que se empieza a pensar de esta manera, no hay vuelta atrás porque uno entiende las consecuencias futuras. Es como tener lentes que permiten ver cosas que antes no se veían. Es un cambio cultural. Y esto es útil para un país, una empresa o una persona. Por ejemplo, estoy motivando a mis hijos a estudiar portugués porque, prospectivamente, un escenario muy posible es que Brasil sea una de las economías más importantes del planeta.
¿Mejor saber portugués que chino?
Sí, porque es posible que la India reemplace a China por una simple cuestión cultural: los indios hablan inglés.
¿Cómo va la prospectiva en el Perú?
Se acaba de aprobar un paquete de decretos para implementar el TLC con China. Ahí se establece que se haga un planeamiento prospectivo. Ya hay una norma. Es el comienzo. Tenemos que recuperar la diferencia de 20 años que tenemos con Brasil en este tema, 15 con Colombia y los 4 a 5 años con Chile.
Con lo inestable de nuestra política, ¿cómo puede calcular el futuro?
El resultado de la última elección era un futuro posible, aunque poco probable. A medida que se van dando los hechos, los escenarios posibles cambian. La gran frustración de los prospectivistas es que hemos logrado que sea fácil anticipar, pero no hemos logrado que nos hagan caso. El tema es que la sociedad se apropie de esta manera de pensar para saber qué hacer sea que pase A o pase Z y, en cualquier caso, seguir avanzando.
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